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Madagascar, parte I (Oeste)

  • Tania
  • 21 dic 2017
  • 7 Min. de lectura

La Avenida de los Baobabs, la postal más popular de Madagascar

PASAJES AÉREOS

Compramos un pasaje múltiple destino con Air Mauritius. El recorrido fue Johannesburgo – Islas Mauricio – Madagascar – Johannesburgo. El itinerario completo nos costó CLP$567.000 o USD$867.

VISA ON ARRIVAL

Obtuvimos una visa de turismo por 30 días en el aeropuerto por CLP$18.000 o USD$27. No nos tomó más de 5 minutos todo el trámite.

GENERAL

En ningún país de África vimos el nivel de pobreza que vimos en Madagascar. La gente se parte el lomo trabajando para poder subsistir y mientras tanto, y como en muchos otros lugares de África, los políticos y un par de familias, se llenan los bolsillos con la infinidad de recursos naturales que tiene Madagascar (tierra verde y fértil, hoteles de lujo, minerales, piedras preciosas, etc.). Las carreteras e infraestructura pública más básica es casi inexistente y por lo mismo es muy difícil, tedioso y largo moverse de un lugar a otro. De hecho, si tienen plata, recomendamos contratar un 4x4 con chófer para recorrer el país.

La moneda local es el Ariary Malagace (“MGA”), el billete más grande son MGA$10.000 (CLP$2.000 o USD$3) y el giro máximo es MGA$400.000. A nosotras un día se nos ocurrió la brillante idea de cambiar 1.500 dólares cada una. El resultado: 1.000 billetes de MGA$10.000.

Parte del fajo de billetes con el que nos quedamos

Tanto la comida como el alojamiento son muy baratos, pero al final, la necesidad de contar con un 4x4 para explorar ciertos lugares y otros gastos grandes en actividades van sumando. Nosotras gastamos CLP$670.000 o USD$1.000, pero esto incluye la visa, tres cajas de Malarone, un viaje en 4x4 al parque nacional Tsingy, otro viaje en canoa de tres días por el río Tsiribihina y el ferry ida y vuelta a Ile Sainte Marie.

ANTANANARIVO

Antananarivo o TANA, como le dicen los locales, es la capital de Madagascar. Es grande, sucia y donde más te hostigan por ser extranjero (“vasa” en malagache).

El taxi desde el aeropuerto Ivato a Antanarivo cuesta entre MGA$40.000 y 50.000 (CLP$9.000 a 11.000 o USD$13 a 17). Conviene pedirle al hotel u hostal que arreglen para que un taxista los recoja en el aeropuerto. Cuando llegas, está lleno de gente tratando de agarrarte las maletas o gritándote para que te vayas en su taxi, esto es común en las estaciones de taxi brousse (furgones) de Madagascar y en el aeropuerto de Ivato. Lo mejor es decirles no gracias (en francés idealmente o inglés en el peor de los casos) y después ignorarlos, aunque de todas formas te van a seguir acosando.

Nosotras nos quedamos en el hostal Madagascar Underground. La pieza con baño privado nos costó MGA$32.500 p.p. (CLP$7.000 o USD$11). El precio de una cama en el dormitorio compartido era similar. Volvimos a Tana dos veces durante nuestra estadía en Madagascar y nos quedamos en el mismo hostal; era un buen lugar para conocer otros viajeros -creo que es el único en Tana- con buenas áreas comunes, mesa de pool incluida y un bar donde sirven comida mexicana.

En la ciudad en sí no hay mucho que hacer, salvo caminar al Rova (un palacio que está casi totalmente destruido). Nosotras fuimos en grupo y a la entrada nos pararon un montón de locales que se hacen pasar por guías e insistieron en que no podíamos entrar sin su compañía. Tuvimos una discusión un poco acalorada, porque básicamente nos bloquearon el paso, así que preferimos no entrar. Lonely Planet tiene un itinerario para recorrer puntos interesantes de Tana caminando, pero a nosotras no nos llamó la atención.

Entonces, ¿qué hicimos en Tana? Lo que quedaba, COMER. Fuimos muchas veces al restaurant Sakamanga Express, donde habían unas pizzas espectaculares por MGA$17.000 (CLP$3.7800 o USD$6). Recomendamos también ingresar al hotel Sakamanga, que queda al lado del restaurant, ahí hay una terraza muy linda con piscina, donde se puede pasar la tarde leyendo o tomando algunos tragos. También comimos un día en Le Grill du Rova, que queda justo al frente del palacio del mismo nombre y también nos gustó.

ANTSIRABE

Un niño malagache conduciendo un Pousse Pousse, en Antsirabe

Esta ciudad queda al sur de Tana, a alrededor de 5 horas en taxi brousse (nos costó MGA$15.000 por persona con mochila incluida). Sus construcciones son preciosas y llenas de colores, el clima es agradable y se puede caminar a todos lados. La verdad es que vale la pena dedicarle al menos un día. ¡A nosotras nos encantó!

Nos quedamos en la Escuela Noruega, donde por MGA$42.000 (CLP$9.000 o USD$14) tuvimos una pieza privada con baño compartido. Recomendamos este lugar, que resultó ser el mejor para nuestro presupuesto de mochileras. En lo que respecta a la comida, hay muy buenos restaurantes (estilo francés) con excelente comida. Chez Jenny -de propiedad de una malagache- no defrauda.

Una particularidad de Antsirabe, es que la ciudad se encuentra plagada de “Pousse-Pousse”, una especie de “carruaje” de madera tirado por un malagache, generalmente descalzo. Este es el principal medio de transporte en la ciudad, y aunque a nosotras en principio nos impactó y decidimos no utilizarlo por respeto a la dignidad humana y porque nos gusta caminar, luego leímos que la única forma que el conductor y dueño del Pousse-Pousse pueda alimentar a su familia y salir adelante, es utilizar sus servicios.

MIANDRIVAZO

Tardamos 6 horas horribles en llegar desde Antsirabe a Miandrivazo, porque por error tomamos un taxi brousse regional y el chofer paraba cada 2 minutos a recoger o dejar algo o a alguien. Además, pagamos el excesivo precio de MGA$20.000 (CLP$4.500 o USD$7).

Sólo pasamos una noche en Miandrivazo, aunque de todas formas, no parecía que hubiese mucho que hacer. Por MGA$20.000 (CLP$4.500 o USD$7) conseguimos una habitación con baño privado en el hotel Baobab.

En ese hotel conocimos a Ernest (empleado de la municipalidad) y a Alexander (guía local), con quiénes arreglamos nuestra travesía de 3 días en canoa por el río Tsiribihina (pronto el relato de esta increíble aventura). Pagamos MGA$400.000 (CLP$90.000 o USD$135) cada una, por tres días de navegación por el río hasta llegar al pueblo de Antsiraraka, cerca de Belo Sur Tsiribihina. Disfrutamos enormemente esta travesía y nos sentíamos como en un programa de Natgeo. Y creemos que es una experiencia única que no hay que desaprovechar.

BELO SUR TSIRIBIHINA

Desde Antsiraraka (a donde llegamos en canoa, luego de tres día de viaje) nos subimos a un camión que por MGA$10.000 (CLP$2.000 o USD$3) nos llevó al ferry a Belo Sur Tsiribihina (cerca de Tsimafana).

El camino de Antsiraraka a Belo Sur es de arena roja (como todo en Madagascar, por eso le llaman la isla roja) y el trayecto es lento, muy lento. Comenzamos emocionadas por la experiencia que significaba viajar con los locales en este medio de transporte local, pero después de un par de horas sólo queríamos llegar. Fueron 60 kms y tardamos 4 horas y media. Con eso digo todo.

Durante el viaje, unas adolescentes que viajaban para ir a estudiar iban observando detenidamente lo que hacíamos y nos imitaban. La Nata se puso a dormir un rato y aprovecharon para tocarle el pelo. Si en algún lugar experimentamos la “verdadera África” (esa que te muestran en la tele), fue en Madagascar.

El viaje en barcaza a Belo Sur no es muy largo, alrededor de 30 minutos y cuesta MGA$1.000 (CLP$200 o USD$0.3). Nos quedamos en el hotel Reis du Menabe, las piezas eran amplias, el baño limpio y tenía mosquitera. Fue un oasis en un pueblo que sólo sirve de paso para los turistas que se dirigen al Tsingy. De todas formas, hay un par de restaurantes muy buenos -Karibu y Mad Zebú- donde todos pasan a almorzar a la ida y vuelta al parque nacional. Nosotras comimos en los dos y nos encantaron. Tengan presente que “todos los restaurantes tienen wifi” y luego resulta que no tienen. Nada diferente a lo que experimentamos en el resto de África.

Desde Belo Sur Tsiribihina fuimos al Parque Nacional Tsingy, donde hicimos dos trekkings en un día y luego nos dirigimos a Morondava, pasando por la avenida de los Baobabs. (Todos los detalles de nuestra ida y estadía en el parque en un próximo post).

La Nata y un Lemur hambriento

MORONDAVA

Morondava es la ciudad más próxima a la Avenida de los Baobabs, el lugar más fotografiado de Madagascar. Está en la playa, tiene muchos hoteles, hostales y restaurantes y se puede hacer una que otra excursión cercana o paseo en bote. Nosotras nos dedicamos a descansar.

La primera noche nos quedamos en el primer hotel que encontramos: Vezo Hotel, donde por MGA$80.000 (CLP$16.000 o USD$25) conseguimos una pieza con baño privado. El lugar tenía mucho potencial, pero estaba muerto, así que al día siguiente nos cambiamos a un bungalow a orillas de la playa. El bungalow era parte del hotel Morondava Beach, una pieza con baño privado y aire acondicionado costaba MGA$85.000 (CLP$17.000 o USD$26). El resto de los días nos dedicamos a descansar y caminar por la playa. Un día fuimos caminando a Betani, un pueblo de pescadores, a ver a los locales pescar y navegar. El problema es que cruzamos tarde y cuando queríamos volver, el mar había subido y ya no era posible volver caminando. Por suerte, una canoa artesanal nos llevó de vuelta a Morondava.

Fue en Morondava dónde tuvimos uno de los tantos golpes de suerte de nuestra travesía por África. Necesitábamos volver a Antananarivo, lo que suponía al menos 14 horas en taxi brousse. A esa altura no estábamos dispuestas a bancarnos un viaje interminable un furgón incómodo repleto de gente. Fue así como llegué al hostal de un italiano, le pregunté si sabía cómo podíamos volver a Tana y me dijo que tenía un huésped que volvía al día siguiente con su hijo. Fui a conocer al huésped, un francés que vivía hacía 15 años en Madagascar y me dijo que salíamos a las 5 am. ¿Cuánto me va a costar? – le pregunté. Una sonrisa – me contestó.

A las 5 am estábamos en su camioneta, listas para partir. El trayecto generalmente se realiza a 50 o 60 kms por hora, porque las carreteras en Madagascar son malas y se atraviesan animales, además de muchas personas que las ocupan para transitar. El francés iba a 140 kms por hora, con su hijo de 10 años en el asiento del copiloto, ambos sin cinturón de seguridad. Si no nos morimos en el camino, por lo menos vamos a llegar a buena hora a Tana -pensaba yo-, mientras la Nata sufría contra el mareo. En 10 horas (récord guiness, estoy segura) estábamos en Antananarivo. Le pasé un fajo de billetes para aportar con la bencina y no me los recibió. Donde sea que esté, gracias señor francés. Son este tipo de gestos los que hacen que disfrute tanto de viajar y lo que hace que recuerde algunos países con más cariño que otros.

Más fotos y vídeos de nuestro viaje en la cuenta instagram @travesía_al_infinito

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